Esto pasó en un lejano país hace como dos días.
Llegaba yo de un sueño tranquilizador con mis amigas las nubes, esas que siempre pintamos azules sabiendo que son blancas y con las cuales me había emborrachado bebiendo mar.
Destruí un muro para poder ver lo que quería ver, y bueno, al final sí fue lo que quería ver, y fue por lo que al final destruí el muro que decía "NO PASAR, PISO FRÁGIL" y fue por lo que al final me caí y me reí.
Se acercó uno de los soldados y me empezó a increpar sobre el muro y yo lo miraba. Cuando no sé qué decir sólo observo tratando de llegar detrás de las pupilas y mientras ellos miran me trago su miedo.
-Usted no puede estar aquí señor. Esta es zona restringida señor
-No me diga señor
-Tengo órdenes expresas del director de hacerlo pedazos señor
-No me digas señor
-Si no se va ahora, soltaré a los perros de la correa
-¿Por qué les dice los perros de la correa?
-Son tan bravos que no pueden dejar su correa señor
-¿Otra vez señor? Pensé que habíamos entrado en confianza
-No, nunca se confíe señor
-¿Sabré que están escondiendo?
-Es un asunto secreto
-¿Tanto?
-Sí
-¿Tanto, tanto?
-Sí
-¿Por qué ya no dices señor?, ya pues, dime. Sé que quieres decírmelo - (avanzando)
-Señor, retroceda, soltaré a los perros
-Qué bien, tengo ganas de perros
-Soltaré a las abejas
-Que bien, tengo ganas de abejas y si son africanas mejor - (sigo avanzando)
-Soltaré...
-Ya no sueltes a nadie más, sólo dime, qué están construyendo, y dime ¿qué pasará cuando esta piedra toque tu ojo?
-Señor, se lo advierto - (retrocede)
-Ya me advertiste, ahora yo te advierto a ti
-Es un nuevo edificio señor.
Y así era, el soldado me contó que estaban construyendo el edificio más alto del lejano país y lo querían hacer en menos de cinco semanas para así poder quedar en el recuerdo colectivo como el edificio más alto jamás construido en tan poco tiempo.
Yo pensé que era una locura, que era imposible y que en todo caso, sería un edificio muy poco estable y se derrumbaría en cualquier momento, pero el soldado estaba extasiado hablándome de todas las precauciones que se habían tomado y de todos los expertos que se habían consultado y de todas las vidas que dependían de este mega proyecto. Me habló de su vida, me contó que su mamá estaba enferma y no paraba de decir "señor", a pesar de que debo tener muchos años menos que él.
Las nubes no me volvieron a llevar por esos lugares y sólo regresé cuando un día, montando en bicicleta, me di cuenta que no tenía frenos y me dejé llevar.
Sólo pude verlo por cinco segundos y el paisaje fue desolador, del edificio sólo quedaban algunas piedras (por supuesto que la mía también estaba ahí) y unas cuantas maderas quemadas. Me acuerdo que el sol brillaba con fuerza, mucha fuerza y los pájaros nadaban contentos escuchando el cantar de los peces que me decían que era un bonito día y que los árboles amanecieron ebrios.
Todo eso, sumado al vertiginoso caer de la bicicleta hizo que mis mejillas se humedezcan un poco y por un momento pensé en la palabra "señor" y lo único que atiné a decir fue: "fue fugaz".
No volveré a escribir...
Hace 12 años.
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