jueves, 18 de setiembre de 2008

/Chautin/

Es difícil tratar de convencer a esta pobre mente, decirle que ese pobre país norteño hoy día no fue lo que fue y no va ser lo que fue, y de eso estoy muy seguro.
Que dentro de todo las palabras sirven y que nuestro tácito acuerdo es y no va dejar de ser por alguna religión o alguna fe de mierda, que te prohiba estar en el tiempo y espacio que te toca estar, en ese tiempo y espacio que no existe y que es nuestro.
Y que la congoja de hoy día no será la congoja de mañana pero si la de ayer y seguramente la de ante ayer y los pasos, los endemoniados pasos que me llevan a verme solo y los pasos, los endemoniados pasos que me llevan a verme apurado, ¿apurado? sí, hapurado.
Apurado y cansado de tanto vano apuramiento, de tanta cursilería mierdera y de tanto miedo, si miedo. De todos los espacios donde pude encontrarme ese 21 de agosto me tuve que parar aquí y tomar ese micro que me trajo acá y acá estamos y acá nos encontramos, genial, todo genial pero de repente este impedimento, estas palabras que no salen y que no riman y de repente un demonio en ti, que me aleja y me acerca al mismo tiempo, que me deja como un perro con el rabo entre las piernas y al mismo tiempo me pone el tenedor y el cuchillo en la bandeja.

No hay comentarios.: